Tapiz de puro estilo barroco. Escena muy devota, donde se mezcla el poder real con el poder religioso. Como acto principal advertimos la representación de una coronación de manos de Dios, rodeado de varios de los apóstoles. El monarca está representado en señal de postración frente a un anciano con barba blanca y coronado con el símbolo divino de la corona de laurel. El anciano porta entre sus manos una peluca blanca, símbolo de majestad entre la clase gobernante de la época. (Aún hoy sigue utilizándose en los tribunales británicos.)

El número de personas que rodean al anciano son cuatro, mas un muchacho que está sosteniendo las Sagradas Escrituras. El primero de los hombres, vestido con chilaba y capucha y abundante barba, sostiene entre sus manos un almohadón de terciopelo rojo con una corona. Sus otros dos compañeros en un segundo plano pasan desapercibidos. Todos ellos van vestidos a la usanza de la época del Viejo Testamento.

Un cuarto personaje, ataviado a la época barroca y con peluca como signo de distinción, señala con su mano derecha los pasajes de la Biblia que son utilizados en la coronación. Este personaje actúa a modo de notario, como un ministro de Justicia.

El personaje que sostiene el Libro Sagrado viste de forma sencilla y su mirada está perdida. Su rostro angelical está inspirado en las pinturas italianas del renacimiento: Filippino Lippi, Rafael, etc.

El escenario en el que se desarrolla la coronación se asemeja al baldaquino del altar mayor de la Basílica de San Pedro. Este baldaquino está soportado por cuatro columnas barrocas, diseñadas por Bernini por encargo del Papa Urbano VIII entre 1624-1633. En este paño que estamos describiendo podemos observar una de dichas columnas, soportando no sabemos muy bien qué, pero enmarcando la escena para darle un aspecto recargado, esencia principal del barroco. En un tercer término, a la derecha del paño, observamos a varios niños con rostros angelicales que hacen sonar entre sus manos un serpentón.

El serpentón es un instrumento de viento de unos 2,2 m con tubo cónico de forma ondulada para posibilitar que las manos puedan alcanzar todos los agujeros. Casi siempre se realizó en madera y tenía un codo metálico con boquilla de marfil y forma de copa. Su función original fue el acompañamiento a los coros de las iglesias y durante el siglo XVII apoyar el canto gregoriano.

El monarca está cubierto con una capa bordada en oro y bermellón, dos de los símbolos del poder y la primacía. El bermellón se obtenía de las cochinillas hembras recogidas antes de que hubiesen desovado y que se importaban de México. Para conseguir un kilo de tintura se requerían ciento treinta mil insectos con sus mordientes. Para obtener su fijación en los tejidos se usaba un preparado de estaño que era secreto de Estado francés en la época del Rey Sol. Debajo de la capa lleva otra de piel de armiño, símbolo del poder de la realeza. Sobre sus hombros porta la Orden del Toisón de Oro, creada durante el siglo XIV en Flandes. Por todo lo anteriormente descrito se trata de Luis XIV de Francia, rey Borbón, llamado El Rey Sol, dinastía que instauraría a partir de este siglo los gobiernos absolutos en Francia, hasta su caída con la revolución francesa y la proclamación de los derechos del hombre.

No poseemos datos del artista que realizó el cartón, aunque por su riqueza tanto de materiales como de simbolismo debió pertenecer a una casa real francesa.

Cenefa con flores y frutas ornamentales que no afectan a la composición, sino que solamente la enmarcan, recargándola, pero pasando desapercibida. En el centro inferior se ve un libro abierto sobre un atril.