Este paño representa a un monarca recibiendo a unas bellas damas que están siendo presentadas en audiencia. Podemos deducir que el Rey puede ser Eneas y la dama de blanco Dido. La joven que la acompaña es su hermana Ana. Cuenta la leyenda que en el transcurso de su viaje por el Mediterráneo, antes de arribar a Italia, Eneas desembarca en Cartago al norte de África y allí, según Virgilio, se enamora de la Reina Dido.

Dido, que era fenicia de nacimiento, de la ciudad de Tiro, tiene que huir tras el asesinato de su esposo. Se instala en Cartago y cuando está a medio construir su palacio llega Eneas y sus hombres. Los recibe generosamente y casi inmediatamente se enamora de él. Alentada por su hermana Ana, acepta el deseo del extranjero y espera que este le pida en matrimonio.

Un día, cuando Dido y Eneas están de caza, se desata una tormenta y ambos se refugian en una cueva. Hacen el amor y a partir de entonces viven como marido y mujer. Desde ese momento Eneas actúa como Rey de Cartago.

En este paño podemos observar a Eneas actuando como Rey en presencia de Dido y su hermana Ana. Es una estampa típicamente renacentista de un mito romano. Eneas con armadura romana y bastón de mando. Dido tocada con la gracia y la bondad del amor. Todo ello está rodeado de un tupido bosque, típico de los castillos medievales.

La cenefa tupida de hojas y flores, tiene como función integrarse en la escena central y pasar desapercibida fundiéndose en un solo cuadro. Era muy del gusto palaciego centro-europeo del siglo XVI.

La leyenda de Dido y Eneas, presenta estrechos vínculos con la historia político-militar de Roma. El ruego de la Reina por la enemistad entre Roma y Cartago, proporciona una justificación mitológica para la guerra entre ambas ciudades durante el mandato de Aníbal (218 – 201 a.C.)